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Fotografías:Pelut i Pelat
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Las fotografías no engañan: la farmacia Conde Lumiares no se atiene a lo que entendemos por una botica tradicional. No siempre fue así; el antiguo local tenía un falso techo que recorría todo el espacio, y lo reducía a la mitad. Las consecuencias son fáciles de deducir: ausencia de luz, sensación de ahogo, poca presencia del escaparate desde la calle…
Imposible pensar ahora que alguna vez esta farmacia tuvo problemas de espacio. Los antiguos 2 metros de altura se han convertido en 5. El servicio al cliente es el gran beneficiado: se ha ampliado la zona de atención personalizada; una segunda planta acoge el laboratorio, el almacén, la zona de formación… Pero, además, la ganancia en altura ha permitido trazar un diseño sin igual. El arquitecto tenía claro que si se mantenía el techo a tanta distancia, se corría el riesgo de que el cliente se sintiera desprotegido. Por eso, ideó un sistema de cilindros suspendidos de distinta longitud (2, 3 y 4 metros) que dan la contra a las góndolas centrales. Este diálogo entre la zona superior y la inferior concede una personalidad muy marcada a la farmacia. Los 256 tubos que penden de las aberturas del techo son, sin duda, el rasgo más excepcional del proyecto de interiorismo. Los clientes apenas pueden disimular su asombro. De hecho, el impacto comienza en la calle: el escaparate está formado por una sola pieza de vidrio, de la altura máxima del local, que favorece la visión de la farmacia desde todos los ángulos. Para la fachada se diseñaron especialmente tres grandes esferas en negro y magenta. Junto con el rótulo y la cruz de grandes dimensiones, el espectáculo empieza en el exterior, y alcanza su máximo esplendor cuando oscurece.
Nada de farmacias al uso. Ni siquiera la cruz, símbolo farmacéutico por antonomasia, podía ser corriente. Para diseñar el logo, el estudio creativo MOBIL M se inspiró en una retícula de 9 círculos unidos en forma de cruz. El objetivo era concebir una imagen dinámica, con un semblante minimalista y moderno. Y el color... en blanco y negro. La comunicación visual baraja gamas de grises y leves detalles en magenta que contrastan con el blanco puro del local, buscando siempre la total armonía con el proyecto de interiorismo.
La desbordante altura del local ha permitido desplegar una creatividad espectacular. Y que se desengañen los escépticos: en una farmacia también se puede crear.